Según parece, asistimos a un cierto resurgir de los
partidos de ideología extremista. Bien mirado lo veo lógico, habida cuenta de
la situación actual. Cuando todo va bien, las ideas políticas pasan a un
segundo o incluso a un tercer plano. Tanto da quien gobierne, guste más o
menos, el caso es tener las necesidades básicas cubiertas y acceder a aquellos
placeres que sólo el capitalismo asegura, y aunque sean denostados con la boca
pequeña, el común de los mortales no sólo no renuncia a ellos, sino que los convierte
en objetivos prioritarios de sus vidas.