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"No por ser muchos descubriréis la verdad, ni ahogaréis la razón porque gritéis unidos"

Rabindranath Tagore

jueves, 7 de junio de 2012

Carta a ti, que ahora te indignas


Esta carta no está destinada a aquellos que, como es mi caso, llevamos muchos años indignados con la situación social, política y económica de este país. Está dirigida a ti, que de pronto parece que has caído del guindo y has visto la luz. Ha tenido que azotarnos una crisis terrorífica para que abras los ojos y te des cuenta de la realidad con la que llevas varios lustros conviviendo, pero que por inconsciencia o comodidad has preferido ignorar.



Ahora te indignas porque los políticos hacen y deshacen a su antojo, te escandalizas porque con tan solo unos años de calentar un asiento van a gozar de una estupenda pensión, porque cobran dietas abusivas por conceptos que no justifican ni nadie les pide que justifiquen, porque obtienen beneficios diversos por ser quienes son. Y todo esto viene sucediendo desde hace años. Por eso yo te pregunto ¿por qué no te indignaste antes?

De repente el banquero se ha convertido en el blanco preferente de tus iras. Sueldos millonarios, vergonzantes beneficios, jubilaciones de oro, dinero estatal (de todos) para tapar sus desmanes… Algo que pasa desde hace mucho tiempo con el consentimiento de la clase política que, teóricamente, debería velar por nuestros intereses. Y yo de nuevo te pregunto ¿por qué no te has indignado antes?

Los medios de comunicación han callado de forma cómplice todas estas conductas escandalosas, solamente han destapado miserias según su conveniencia tanto estratégica como política. Han solapado abusos de poder con escandalitos menores y tú has asentido feliz con la cabeza, sin cuestionarte, sin preguntarte. Y es ahora, cuando están metidos de lleno en sus guerras de poder, que sacan a la luz algunos hechos que constituyen verdaderos atropellos a la democracia y a la ética, claro está, siempre en consonancia con sus propios intereses, cuando te enfureces y bramas contra la opacidad del sistema. Una vez más te pregunto ¿por qué no te has indignado antes?

Tal vez no te has indignado hace años porque las cosas te iban bien, tenías tu coche, tu hipoteca, tus vacaciones en veranito y podías salir a cenar varias veces al mes. O quizás simplemente tu armario estaba lleno de ropa, tenías tu móvil de última generación, dinero para tus viajes en interrail y para asistir a todos los conciertos que quisieses. Da igual cuál era tu situación. El caso es que miraste para otro lado mientras los políticos, los banqueros y los medios de comunicación abusaban de su poder, cada uno a su estilo. Y tú tenías adormecida la conciencia disfrutando de la abundancia de cosas que ellos hábilmente te habían hecho desear.

Sentías que eras muy democrático porque cada cuatro años metías un papelito en la urna y eso te hacía creer que eras un ciudadano muy libre y muy comprometido. Votabas a tu partido sin leer su programa electoral, sin estudiar sus propuestas, sin preocuparte si luego cumplía sus promesas electorales o no, qué más daba, lo importante es que eran los míos. Si algún escándalo político aparecía en la prensa, según fuera el signo político reaccionabas: si eran “los otros” chasqueabas la lengua y decías que ya sabías tú que eran unos sinvergüenzas, si eran de “los tuyos” te encogías de hombros y argumentabas que la prensa del otro bando había organizado una caza de brujas. Y después, lo olvidabas y seguías a lo tuyo.

Te propongo una ucronía. Imagínate que habría pasado si todos nos hubiésemos indignado contra aquellas cosas que ahora nos soliviantan hace 20 o 25 años (pues ya existían). Puede que se hubiese atajado el problema a tiempo, puede que no, pero ya no lo sabremos. Del mismo modo que un cáncer detectado y tratado en sus inicios tiene mayor esperanza de curación que cuando se encuentra en fases más avanzadas, tal vez este “cáncer” cuyas consecuencias ahora estamos sufriendo podría haber sido extirpado y sanado en sus comienzos, arrancado de raíz para evitar la metástasis.

Pero ya es tarde para lamentarse. No te indignaste en su momento, lo haces ahora cuando la crisis te toca a ti, cuando te ha afectado directamente al bolsillo, cuando empiezas a temer por tu futuro, cuando tu seguridad se tambalea. Ahora te enfureces y señalas con el dedo a otros, culpabilizándolos de tu situación, pero deberías volver el dedo hacia ti, porque consentiste, tu indiferencia ha propiciado que ellos abusen. Tu reacción es la misma que la del propietario de un piso que sabe que las estructuras del edificio están dañadas pero se niega a rehabilitar porque mientras la fachada esté bien lo demás no importa, pero llega un momento en el que el edificio amenaza derrumbe y es entonces cuando se lleva las manos a la cabeza y culpa al resto de los vecinos por no haber hecho nada antes.

Me parece muy bien que ahora te indignes, pero empieza a hacerlo contigo mismo, asume tu cuota de culpa y luego indígnate con los otros culpables de esta crisis.

De una antigua indignada a un recién indignado.

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