Páginas

"No por ser muchos descubriréis la verdad, ni ahogaréis la razón porque gritéis unidos"

Rabindranath Tagore

miércoles, 28 de marzo de 2012

29 de marzo: Huelga general.

Mañana llega la anunciada huelga general. Yo no pienso secundarla. Antes de nada, quisiera aclarar que el hecho de no apoyar la huelga no tiene que significar necesariamente que esté a favor de la reforma laboral con la que nos han “alegrado” el inicio de este 2012, aunque haya algunos sindicalistas montaraces que no puedan entender mi postura. Para mí son dos temas distintos.




Yo siempre estaré a favor de los derechos de los trabajadores puesto que es el colectivo al que, de momento, pertenezco, por eso cualquier ataque a dichos derechos me lo tomo como un ataque personal; y precisamente la desidia, o más bien negligencia, de los sindicatos mayoritarios españoles durante estos últimos años la percibo como una ofensa personal. ¿Dónde han estado hasta ahora? ¿Ha tenido que llegar al gobierno un partido de derechas para que salgan de su cómodo letargo? ¿Ha sido el miedo a perder sus privilegios y subvenciones millonarias lo que les ha sacudido de sus mullidas poltronas?

Desde el año 2008 la economía de este país ha ido a la deriva, o mejor dicho está en caída libre y ninguno de ellos ha movido un dedo; ni les ha inmutado el aumento progresivo y constante de personas que perdían su empleo, tampoco han pestañeado ante los múltiples casos de corrupción que han comprometido seriamente los fondos públicos.

El único movimiento que han realizado fue ese amago de huelga que se perpetró el 29 de septiembre de 2010, para el que mostraron el mismo entusiasmo con el que sigo yo la carrera artística de Julio José Iglesias. En fin, que más bien parecía que algunos dirigentes sindicales tuvieron un destello de pundonor y, por vergüenza torera o por aparentar de cara a la galería, perpetraron la pseudo huelga de marras. Los resultados ya los conocemos, tanto de seguimiento como de impacto a favor de los derechos de los trabajadores. Francamente pobre.

Me cuesta creer esta situación a la que nos vemos abocados los españoles y es que, lo queramos o no, nos vemos obligados a subvencionar unos sindicatos que se mueven más por intereses políticos que por otra cosa. ¿Por qué tengo yo que pagar a un sindicato que no siento que me representa? Me parece fenomenal que existan los sindicatos de trabajadores, creo que son necesarios en un sistema que sea realmente democrático, pero creo que deberíamos tener el derecho a elegir libremente. Por si hay alguien que no lo sabe, que todo puede ser, UGT y CCOO reciben subvenciones estatales, al margen de las cuotas que pagan sus afiliados; huelga decir de dónde sale ese dinero.

Llevo varios años pendiente de las palabras de los líderes de estos dos sindicatos, con la esperanza de oír algo constructivo, que propongan soluciones prácticas y sobre todo concretas, no palabrería hueca y que nos retrotraiga a las soflamas sindicalistas decimonónicas. Se me ocurren unos cuantos momentos, en los últimos años, en los que un sindicato verdaderamente comprometido con la defensa de los trabajadores, se podría haber echado a la calle con una indignación más que justificada, por poner un ejemplo, cuando el anterior gobierno destinó una millonada para rescatar bancos.

No sé si su intervención en hechos puntuales que se han producido en este país en estos años de crisis, habría conseguido cambiar el rumbo de los acontecimientos, puede que si hubiesen presionado al gobierno de Rodríguez Zapatero de forma constante para que tomase medidas que frenaran la sangría de puestos de trabajo, habrían tenido un resultado positivo. Quizás no habríamos llegado a la situación actual si, ya que los miembros del gobierno se entretenían en ver crecer brotes verdes que sólo eran visibles para ellos, les hubiesen obligado a poner los pies en la tierra y a hacer “algo”, no estaríamos como estamos. No lo sé, nunca lo sabré, porque no hicieron nada, absolutamente nada.

Su obligación moral, su razón de ser es vigilar para que no se cometan atropellos a los derechos de los trabajadores, siendo el principal de ellos el derecho al trabajo. Pero se pierden en palabrería hueca, en repetir clichés caducos, tópicos y frases hechas, pero nada más. Es ahora, tarde y mal, cuando parecen despertar, ahora que ya muchas personas no tienen un trabajo que defender. Irónico, ¿no te parece?

En un foro he leído un genial comentario que ironizaba sobre los dirigentes sindicales cambiando el conocido ¡A las barricadas! por un contundente y cachondo ¡A las mariscadas! No, mañana no me uniré a la huelga de esos sindicatos que no me representan, aunque me duelan en el bolsillo. Tal vez sea un éxito, no lo dudo, pues mucha gente va a hacer huelga contra el PP y aquí ya sabemos que la esquizofrenia bipolar derecha-izquierda está muy arraigada. Sólo espero que esos “piquetes informativos” que rompen cristales de autobuses, llenan de silicona los cierres de las tiendas, etc., etc., respeten a los que no secundan la huelga y los servicios mínimos. Ya conoces mi tendencia a la utopía.

Tal vez mañana cuente en este blog alguna experiencia de otras huelgas (se me ocurren unas cuantas) como homenaje a la efeméride, pero no sé si me dará tiempo, porque yo mañana voy a trabajar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario