Se acerca el día D, la hora H, el minuto M y el segundo S. Ríete tú del 11 del 11 del 11. El lunes 7 de noviembre se cumplirán todos nuestros sueños, se paralizará el país por completo para asistir a uno de los eventos más esperados de esta nuestra campaña electoral: EL DEBATE. Los dos máximos aspirantes a presidir este país: Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy Brey, expondrán ante millones de espectadores sus respectivos programas electorales, debatirán entre ellos sobre los temas más relevantes y, siempre de forma gentil y respetuosa, mostrarán a los votantes sus distintas propuestas para resolver los problemas más acuciantes. Aquellos electores que aún se sientan indecisos, sin duda, una vez que conozcan los programas de ambos candidatos, podrán decantarse con toda seguridad hacia una u otra opción.
Bueno, pues esto es más o menos lo que se nos vende. A estas alturas de la película, ya conocemos cómo son realmente los debates electorales televisivos. En primer lugar se maneja la cifra de 500.000 euros para costear el evento. No está mal, ¡como nos sobra!.
![]() |
¡A saber de qué hablan! |
Sinceramente no sé si lo voy a ver. Me da la sensación de que estos debates televisivos son una absurdez retórica, dudo mucho que una persona indecisa pueda aclarar sus ideas. Tenemos ya muy vistos a los candidatos, en realidad llevamos muchos meses sufriendo esta campaña electoral y las aportaciones tanto de uno como de otro dejan mucho que desear por una sencilla razón, y es que ninguno de los dos dice lo que tiene pensado hacer si gana las elecciones.
Pero aún así, he decidido consultar mi bola de cristal para hacer un ejercicio de videncia y pronosticar como transcurrirá el debate. La imagen es tristona. Veo a dos señores vestidos de forma clásica y un tanto apagada. El señor Rajoy repetirá hasta la saciedad lo mal que lo ha hecho el PSOE, resaltará todos y cada uno de sus errores y fracasos. Por su parte, el señor Pérez Rubalcaba apelará al miedo con aquello de “¡que viene la derecha! ¡que bajará las pensiones!” etc. Básicamente esas son las imágenes que mi bola de cristal me ha mostrado. No he visto que ninguno de los contendientes proponga soluciones concretas a problemas concretos. Uno lleva años en el gobierno actual, que no ha hecho absolutamente nada por remediar la crisis (bueno, reconozco que algo ha hecho: lo que le han impuesto desde fuera) y ahora resulta que, el muy pillín, sí sabe qué hay que hacer para solucionar el problema, pero sólo nos lo dirá si le votamos todos, si no, se lo guardará para sí. El otro tiene muy claras las medidas que hay que tomar para salir de la crisis, pero solo nos desvelará la sorpresa cuando salga elegido, aunque nos ha dejado caer una pista: tocará sacrificarse.
Sinceramente, cuanto más pienso en el debate, más se me quitan las ganas de verlo, porque sé que va a ser un buen rato de tedio, de la nada más absoluta, del “y tú más” y, para que te voy a engañar, ninguno de ellos tiene un atractivo físico que haga agradable su visión, aunque sea quitando el sonido. Ya he tenido bastante debate con las imágenes del absurdo que nos proporcionan a diario.
Me sobra el debate después de haber visto el infumable video del niño pijo con la empleada del hogar, la demagogia más cutre que se ha visto en años, ¿es quizás el hijo de Pepiño? ¿Es una retrospectiva de Pérez Rubalcaba cuando, de pequeño, iba al cole del Pilar? No sé, no lo tengo claro. Me sobra el debate después de ver como recuperan del baúl de los recuerdos (uuuuh) personajes como Alfonso Guerra o el burgués adinerado del barrio de Salamanca coleguilla de Carlos Slim, conocido como Felipe González, para que griten, insulten y amenacen, no gracias. Ni me apetece volver a soportar, después de tanto tiempo, la voz engolada y el engreimiento endémico de José Mª Aznar, ni aunque nos haga 2.000 abdominales. De verdad que no puedo.
Acabo de tomar una decisión, me veré un capítulo de “The Wire” que me parece una ficción mucho mejor hecha, más entretenida y algunos de los protas están bastante más macizos. Mañana, si tengo estómago, veré el debate en internet. Total, ya he visto lo básico en mi bola de cristal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario