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"No por ser muchos descubriréis la verdad, ni ahogaréis la razón porque gritéis unidos"

Rabindranath Tagore

viernes, 27 de enero de 2012

¿A qué llamamos recuperación económica?

Yo soy muy de la radio. De hecho, pueden pasar varios días sin que encienda la televisión, o si lo hago es para ver a través de ella algún dvd. Hace tiempo que dimití de la caja tonta, sobre todo desde que nos colaron de rondón esa cosa llamada TDT que hace que quienes vivimos en pueblos no muy grandes, como es el caso de servidora, tengamos un día sí y otro también la mitad de las cadenas pixeladas o sin conexión.

Cuento de la lechera (postal de Tereque)


Pero me estoy desviando, todo esto viene a colación de mi afición radiofónica, sin ser asidua de una cadena o programa en especial, salvo los deportes en los que tengo una fidelidad absoluta a mi Paquito González y mi Pepe Domingo. Voy cambiando de emisora, sin mirar nombres (ni siglas políticas) y me paro cuando escucho un tema que atrapa mi interés.

Así estaba yo hace unos días, mareando el dial, cuando escuché a unos sesudos señores, supongo que expertos, que hablaban de economía. Iba a cambiar pues estoy francamente aburrida del tema, pero algo que dijo uno de los contertulios (no sé quién era), captó mi atención. Hablaba sobre síntomas de recuperación económica y, aunque la mitad o incluso tres cuartas partes de lo que dijo no lo entendí, sí que me dio materia para la reflexión.

El experto explicaba que debía incentivarse el consumo. Ponía como ejemplo el aumento de ventas de coches y de pisos. Todos estaban de acuerdo en que la economía se empezaría a recuperar cuando los bancos volvieran a dar más créditos, lo que animaría el consumo. Y entonces me puse a pensar. Y me horroricé con mis pensamientos, puesto que me dio la sensación de que lo que estos señores entendían como recuperación económica era volver a lo de antes, es decir, al modelo económico que, al ser insostenible, nos acabó hundiendo en el pozo en el que ahora nos encontramos.

Entonces yo me pregunto si no será que el ser humano no es capaz de aprender de sus errores y estamos abocados a tropezar no dos, sino mil veces en la misma piedra. Me pregunto si todos los recortes y todos los esfuerzos que se nos piden/exigen desde las distintas administraciones, no tendrán como único fin recuperar el status quo anterior. Es decir, nos dicen que si durante unos años las pasamos canutas, volveremos a convertirnos en consumidores ávidos, calcaremos el patrón tan injusto y poco equitativo en el que vivíamos y, nos instalaremos todos en la Arcadia feliz. ¡Pues menudo plan!

Si ya hemos visto que la cosa no funcionó así, que durante unos añitos vivimos en una ficticia bonanza que acabó hundiéndose porque se sostenía en la nada más absoluta, me parece un auténtico absurdo empeñarse en rescatar ese modelo económico. No sé cuál es la alternativa, puesto que mis conocimientos de economía se reducen al día a día de cualquier churriempleada que hace malabares y triples piruetas para mantenerse.

Pero hay algo que cualquier persona con dos dedos de frente sabe y es que si gano 100 y me gasto 150, algo estoy haciendo mal. Solamente podré mantener ese disparate económico si pido prestado sabiendo que tendré que devolver algún día el préstamo y además con un interés añadido. La huida hacia adelante que supone el crédito es sumamente peligrosa, ya que se basa en el “ya lo devolveré cuando vaya todo mejor” y hay veces en las que mejoramos pero también las hay en que empeoramos, la vida está llena de imprevistos que echan abajo cualquier plan que nos hubiésemos trazado previamente.

El basarnos en el cuento de la lechera es muy arriesgado. Vale, muy bien, hace unos años la economía occidental adoptó dicho cuento como patrón económico y el cántaro se cayó, la leche se derramó y la lechera se quedó con cara imbécil sin saber cómo arreglar el desaguisado. Ahora, por lo que veo, pretenden que la lechera recupere los trozos del cántaro roto, los pegue de cualquier manera y vuelva a meter dentro la leche derramada (¿y cómo se hace eso?), para volver a repetir el cuento en un bucle temporal absurdo.

Ciertamente me empieza a preocupar la recuperación económica.

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